Callar para Escuchar, Fluir para Caminar

22/04/18

Siempre que tengo impresiones vitales me pongo a reflexionar. Es un rasgo característico en mí. Medito sobre todas las cosas que han pasado noches atrás y las intento ordenar en mi cabeza. Como si eso tuviera algún sentido. Ha pasado poco desde la última vez que reflexioné sobre mis experiencias vitales y mi auto crecimiento. Pero es que siento que no puedo ni quiero dejar de crecer.
La época anterior era de lamerse las heridas que otros y yo misma me había provocado. Se podría haber hecho mejor o peor. La cuestión es que se hizo en ese momento de la mejor manera posible, la única que sabía hasta ese momento. Somos humanos, somos débiles y somos fuertes. Tenemos épocas en las que nos sentimos jodidamente invencibles y otras en las que sentimos que nos ha pasado un camión por encima una y otra vez y nos ha roto todos los huesos del cuerpo.
Pedí ayuda cuando reuní fuerzas para considerarme débil y saber que no es algo malo.
Me despedí de personas que amaba porque no me dejaban crecer ni ser yo misma, y eso me estaba matando la existencia vital. Sentía cada dolor como si fuera nuevo, más grande, más trágico, más desgarrador. Como si el dolor nunca tuviera un fin. Como si fuera un dolor infinito. Como si nunca fuera a parar. Pero paró. Porque me cansé de sentir solo y exclusivamente dolor. Y te levantas aplastada. Y revives sola y te curas sola y aprendes a no vivir por y para los demás. Y te empiezas a cuidar tú. Y después de darte cuenta de eso. Percibes que el tiempo te ayuda a ver a las personas con otra perspectiva. Primero vas tú, toda tú. En toda tu esencia y expresividad, con tus locuras y defectos y todas tus perfectas imperfecciones. Y te quieres mucho. Y te valoras mucho. Y te sientes orgullosa de ti misma. Por y para ti misma. Muy valiente hay que ser para soltar y dejar ir.
No estoy diciendo por supuesto, que no se pueda querer y amar a otros seres vivos. Puedes querer tanto que no puedas dejar de expresarlo, pero sin perderte a ti mismo.
Cuando amas algo, no lo posees. Lo dejas libre, decidiendo su camino, con o sin ti. Pero sin sacrificios personales. No puedes rellenar los huecos con cosas bonitas. Eso es un reflejo de la que te falta dentro. Puedes auto exigirte hasta estar a punto de desmayarte, pero tendríamos que saber disfrutar cada bocanada de aire y bienestar mientras realizamos nuestros objetivos personales y conjuntos.
Nos han enseñado a querer ciegamente, sin filtros ni controles. El amor es locura, pero nunca nos han enseñado que, para relacionarte y amar, tienes que estar bien contigo mismo. O generaras a largo plazo un ambiente de vacíos existenciales que llegaras a reprochar a los demás. Porque no nos gusta pensar que el vacío lo tenemos dentro y lo rellenamos de cualquier persona en vez de trabajar con nosotros mismos esas carencias internas.
Todo esto se aprende. Todo. Tú tienes todas las respuestas y la capacidad como ser humano de crearte un camino y seguir siendo tú mismo con los demás. Porque quien no quiere crecer contigo y te pide cambiar, no es alguien que realmente quiera en mi vida. En cambio, quien te enseña a vivir sin dependencias emocionales y te hace crecer como persona, consérvala.
Ten miedo, es natural, es bonito, es primario. Es necesario. Tenlo en pequeñas dosis y no dejes que te paralice. Y si lo hace, será temporal.
Yo decido como vivir mi vida, al margen de los estrictos regímenes de la sociedad. De los tiempos establecidos para trabajar, estudiar, casarme, tener hijos… Te van a juzgar igualmente, hagas lo que hagas. Vive tu vida como tú querrías vivirla. Vive como en las películas o como en los libros, escribiendo tu propia jodida historia. Con finales felices, tristes o simplemente que nunca finalizan. Haz lo que te plazca, respetando a los demás.
Ríete de ti mismo bien fuerte y encuentra personas que también se rían contigo. Y si no las encuentras, siempre te tienes a ti mismo. Rodéate de seres que te hagan la existencia con filtros de colores brillantes o simplemente que te muestren la puta realidad.
A veces necesitamos una cura de humildad y otras simplemente necesitamos tumbarnos al sol y mirar al cielo en silencio.
Medita tanto que te calme todas las nubes, escucha lo que sientes y como debes afrontar los retos de la vida.
Y fluye, sobretodo déjate llevar, Sin prisa, sin agobios, sin decisiones ajenas, sin inercia.
No dejes que tu pasado te haga tomar decisiones del presente. Vívelo como te gustaría que pasara. A tu ritmo, sincronizando otras frecuencias.
No buscaré el reconocimiento ajeno, lo buscaré en mí misma para sentirme agusto conmigo. El ego y el egoísmo son dos cosas MUY distintas.
Todas esas ideas que chocan con otra persona no las comprendes. Pero pasado un tiempo de reflexión te das cuenta que realmente son ideas parecidas, pero con distintas palabras. Y te chocan tanto que las rechazas en un principio o te las tomas como algo personal. Pero luego caes en la cuenta que no es un ataque, son solo un par de ojos viendo de otro color la misma figura, el mismo concepto. Con otro tono.
Aprendemos tanto sobre malas bases que luego todo se cae como un castillo de naipes. Necesito desaprender y poder acostumbrarme a que el no todas las caricias son malas ni todos los golpes son buenos.
Nos pasamos la vida rellenando nuestro tiempo para no tener que pensar en uno mismo y lo mal que nos sentimos al no hacer nada. A veces hay que aburrirse y meditar sobre uno mismo. A veces necesitamos llorar, quitar el polvo de nuestra cabeza y abrir la ventana y dejarlo ir. Luego todo queda limpio y organizado para dar hueco a nuevas experiencias.
Y todo esto, me lo digo a mi misma, porque lo creo así, porque he aprendido todo eso y porque vivo a partir de ahora como quiero. Sin esperar nada a cambio. Si no lo tengo, lo consigo, y siento un gran orgullo por todo el sendero recorrido y lo que me queda por recorrer.


Porque me enseñas a callarme y a disfrutar del silencio. Escuchando.
Porque me rompes los esquemas y me impulsas. 
Porque me completas estando conmigo y sin mí a la vez.
Porque quiero seguir destripando cada rincón de tu mente. Conocerte.
Porque puedo vivir sin ti y decido estar caminando contigo.
Porque me ves como un universo fascinante y veo a través de ti.
Porque quiero todo contigo sin que dejes de ser tú y yo deje de ser yo.
Sin dependencias, ni presiones, ni agobios, ni exigencias. Con respeto y comprensión mutua. Con palabras, miradas, besos o abrazos. Comunicándonos. 
Existiendo. Viviendo.


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