Domingos Ambiguos
Te despiertas sin despertador. Sin una hora concreta. No tienes
absolutamente nada de prisa, no hay planes a la vista. Realizas tu rutina
habitual con las tareas de siempre y cuando terminas, eso es todo.
Intentas mantenerte ocupada
para no pensar en exceso con las dudas que te surgen sobre los demás y sobre ti
misma. Sigues ordenando lo ya ordenado, limpiando sobre limpio. Escuchando
ruido para callar tu mente. Y no parece funcionar. Te ayuda realizar actividad física
para agotarte, pero no por mucho tiempo.
Tantas aventuras fuera de casa,
pero te sientes completamente atrapada en tu cabeza y te pesa todo el cuerpo.
Solo quieres salir de tu cabeza. Pero no te dejas.
En terapia te enseñan que no
debes frenar a tu cabeza, o si no se volverá contra ti. Pero nunca parece ser
suficiente y a veces cuesta tanto alcanzar el equilibrio que te colapsas. Te
colapsas de no pensar nada en absoluto a pensar en absolutamente todo. Y
sientes con todas tus fuerzas que necesitas desahogarte para no volverte
completamente loca. Como Alicia cayendo en la madriguera. No sabes cuándo va a
parar esa caída, ni cuánto tiempo llevas así, y te asustas tanto que no sabes
ni cómo reaccionar. Y te congelas, te quedas paralizada. No sabes si retroceder
o seguir hacia delante.
Llegamos a otro punto de inflexión.
En el que la frustración por no poder solucionar los problemas se vuelve
extremo y te hace daño. Y deseas que el tiempo te de la respuesta. Y no llega.
Lo que si llega es la ansiedad
mental. Logras gestionarla y no llega a desencadenar el infierno de un ataque
de ansiedad como en el pasado. El auto-control lo desarrollas solo con tu
mente. Ni fármacos ni sustancias ajenas. Una vez que dependes de algo externo
para calmarte, generas una dependencia externa a la que siempre acudir y te
limita. Al menos en mi caso particular.
Esa nostalgia que se desata los
domingos. La nostalgia del dolor y del amor pasado y futuro. Duele la
indiferencia ajena, los silencios incómodos, la distancia estando cerca. Echas
de menos echar de menos. Sientes ilusión, pero no demasiada por si la caída es
inminente. Prefieres protegerte e ir con cautela. Demasiadas cosas que deseas decir,
pero callas por las posibles reacciones adversas ajenas. Demasiados planes que
quieres planear pero que no realizas por pensar que puedes llegar a molestar o
agobiar. Y te quedas con las ganas. No pides nada, porque no necesitas nada. Y
das todo.
Hay domingos en los que solo
deseas estar contigo misma y hay otros en los que necesitas un abrazo de esa
persona que te comprende y te da paz con su presencia.
Hay domingos que solo pides un
sorbo de paz en este mar de caos infinito. Como si el resto del mundo no
existiera y no pasara el tiempo para ambos.
Domingos llenos de música, comida pre-cocinada, videojuegos,
miradas cómplices y paz interior.
And all I can taste is this moment
And all I can breathe is your life
And sooner or later it's over
I just don't wanna miss you tonight
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