Gracias.
Ante todo, solo tengo que agradecer que colmaste mi vaso de gotas y se derramó todo. Así que te doy las gracias. Gracias porque veo ahora todo desde fuera y el derrumbe psicológico era intenso y lleno de niebla. Gracias por darme una segunda oportunidad. Por pensar que podía funcionar y llenarme de ilusión. Y vivir sólo de eso. De esperar que me quisieras. Y darlo absolutamente todo sin mesura. Gracias por darme la ostia de realidad y decirme que no sentías nada por mi y que todo eran cenizas de la primera batalla. Gracias por avisarme constantemente que sólo eramos amigos y que no querías confundirme. Que no era nada serio. Aunque luego me decías que estábamos juntos mientras dormías conmigo. Gracias por darte cuenta que había cambiado y que era mejor persona y una constante versión mejorada. Gracias por verme sufrir a diario y seguir sin cambiar. Ahí supe que realmente estabas cómodo y sabías que jamás me iba a alejar. Pero te equivocast...